domingo, 28 de septiembre de 2014

Libro recomendado ¿quién eres tú?

La mayor dificultad con la que nos enfrentamos en nuestro desarrollo emocional es que no nos han educado para pensar sobre lo que sentimos, por qué lo sentimos, ni cómo nombrarlo. Ni siquiera nos han enseñado a sentir. La educación se centra en el cerebro racional, y olvida casi por completo el cerebro emocional: ésta es su asignatura pendiente. Sin embargo, es cada vez más sabido y aceptado por todos que la inteligencia emocional es una de las herramientas más poderosas para lograr el éxito tanto en lo profesional como en lo personal, además de influir en la consecución de una vida plena. Lo más alentador e importante es que todos podemos desarrollar la inteligencia emocional, ya que se trata de habilidades y capacidades que se pueden entrenar. Gracias a la neuroplasticidad cerebral, lo que pensamos, hacemos y observamos modifica de manera sustancial nuestro cerebro. Es decir, el cerebro cambia según qué pensamos, hacemos y observamos. Por eso puede entrenarse, moldearse, adquirir nuevos hábitos, habilidades y patrones de pensamiento más positivos. En este libro, Laura Chica nos revela la importancia de educar las emociones y nos muestra el camino para que dejemos atrás el analfabetismo emocional.

¡Os recomiendo este maravilloso libro! Feliz semana.


La importancia de jugar con nuestros hijos.

La búsqueda de un hueco en nuestra apretada agenda para jugar con nuestros hijos
es casi tan importante para el desarrollo de los niños como que coman bien. Sin embargo, no es tarea fácil. Para muchos padres y madres hoy en día, requiere un esfuerzo en el día a día marcado por el estrés y el poco tiempo libre del que disfrutamos.

El juego es especialmente importante en la infancia, dado que los niños prefieren estar con sus padres.
Diversos estudios demuestran que las familias que han jugado con los niños durante su infancia han tenido menos problemas en la difícil etapa de la adolescencia. Así pues, los expertos recomiendan a los padres dedicar al menos media hora diaria a jugar con sus hijos.
Cuando los pequeños juegan agudizan sus sentidos -el tacto, la vista y el oído-, agilizan el movimiento de pies y manos, y fortalecen su capacidad mental. Pero esta actividad no sólo debe ser un mero entretenimiento, sino que ha de cumplir dos objetivos: convertirse en uno de los principales hilos conductores del amor entre padres e hijos y tener una vocación educativa.
Pero, ¿Cómo podemos jugar con ellos?

Después de los 8 Años:
Después de los 8 años los preferidos son los juegos que requieren mayores destrezas como rapidez mental, desgaste físico, mayor número de reglas y restricciones.

Debemos tener en cuenta a la hora de jugar, la opinión de nuestros hijos, debemos planificar con ellos lo que vamos a hacer juntos, así les hará sentirse partícipes de las acciones familiares y se sentirán parte implicada de la familia. También debemos de hacerles preguntas sobre lo que están haciendo, sin agobiarlos demasiado ni convertirlo en un interrogatorio.
Es muy importante establecer límites y felicitarlos por sus logros.
Así que no te lo pienses más y disfruta jugando con tus hijos, los recuerdos de la infancia son guardados para siempre, y jugar con tus hijos es la clave para comunicarse y conocerlo.

Por Mª Teresa Márquez Nieto-Sandoval


viernes, 26 de septiembre de 2014

Enseñar a gestionar la frustración

Aunque a veces lo más sencillo (y, probablemente, lo que más nos apetezca) sea evitar al niño las situaciones arriesgadas, peligrosas o molestas; éste es un comportamiento que no le aportará nada bueno en el futuro. ¿Quieres saber por qué?


 Gestionar la frustracion | Tiching


La sobreprotección deja al niño sin herramientas ni recursos propios para enfrentar el fracaso, ya que siempre acaba consiguiendo lo que quiere y no vivencia experiencias negativas, por lo que tampoco aprende a enfrentarse a ellas.
Enseñar a gestionar la frustración es una tarea complicada, tanto en casa como en clase, pero necesaria. El objetivo al final es enseñar a nuestro alumnado a ser felices, y para ello es necesario saber afrontar los errores y aprender de ellos. ¿Te faltan ideas para empezar? Te recomendamos algunas pautas a tener en cuenta:
  1. Da la vuelta a los fracasos: ¿Y si dejamos de hablar de fracasos y hablamos de nuevos retos? Todas las cosas que no salen como esperábamos son una nueva oportunidad de aprendizaje, lo importante es darse cuenta de dónde nos hemos equivocado para que no vuelva a ocurrir.
  2. Competir no es el objetivo: Potencia las actividades cooperativas en tu aula, que ganar no sea la principal motivación. Los valores que transmitimos de esta forma son mucho más constructivos y positivos, tanto para los más pequeños como para la sociedad en la que vivirán. No obstante, si incluyes algún juego competitivo, aprovecha para que aprendan a perder y a ganar, respetando siempre al contrario.
  3. Deja que vivan sus propias frustraciones: Intenta no pararles cuando estén a punto de equivocarse, deben hacerlo para poder aprender de ello. Así, además, fomentarás su iniciativa personal, su autonomía y evitaremos que tengan miedo a hacer las cosas por sí mismos. Son todo ventajas, ¿verdad?
  4. Marca objetivos razonables, pero que requieran esfuerzo: Adapta los retos a su edad y sus capacidades, pero confiando en que pueden llegar bien lejos. Acompáñalos durante el proceso, para recordarles que lo deben seguir intentando y deben abandonar ante la primera dificultad.
  5. Habla con ellos sobre cómo se sienten: Dales ocasión para que compartan sus sentimientos, sus errores y sus fracasos. Razonad juntos, para que entiendan lo que ha pasado y lo que ha salido mal. Será necesario haber creado previamente un clima de confianza y apoyo.

jueves, 25 de septiembre de 2014

5 preguntas para prevenir la transmisión de frustraciones a nuestros hijos.

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Todos deseamos que nuestros niños crezcan felices y sanos emocionalmente. Cada vez leemos más libros y artículos y vemos más programas de televisión que nos hablan sobre cómo ayudarles a ello. Sin embargo muchas veces, dentro del surtido de consejos y dinámicas para enseñarles a gestionar sus emociones, no se suelen incluir unos consejos que son fundamentales: el tener cuidado de no estar proyectando en nuestros niños nuestras frustraciones de metas no conseguidas en la vida y cargándoles con elevadas expectativasque, o no están a la altura de sus capacidades o no coinciden con sus inquietudes.

Para estar prevenidos en cuanto a esto, cualquier padre y madre debería reflexionar en torno a estos 5 tipos de preguntas:

  1. En mi vida cotidiana, ¿qué tipo de cosas no consigo o me cuesta conseguir?
  2. ¿Qué metas no he alcanzado en mi vida sobre las que aún me duele el pensar en ello?  ¿algo que no pude estudiar?, ¿una meta profesional nunca alcanzada?, ¿una relación que no funcionó?, ¿una pasión que las circunstancias no me dejaron desarrollar?
  3. Si pienso en las ilusiones que tengo sobre mis hijos/as, ¿coinciden algunas de ellas con mis propias ilusiones frustradas?, ¿cómo les estoy inculcando directa o indirectamente hacia ellas?, ¿cómo reaccionan mis hijos/as a este respecto?, ¿les veo realmente motivados a ello?, ¿se sienten presionados?
  4. ¿Cómo me siento si veo que mis hijos/as no están avanzando en esa línea como me gustaría?, ¿me frustro, entristezco, enfado con ello, me frustro respecto a ellos?, ¿notan ellos mis sentimientos respecto a este tema?, ¿les puede estar afectando esta actitud mía?, ¿me he parado a pensar si en algún momento puedo estar ejerciendo algún tipo de chantaje emocional inconscientemente?
  5. Mis deseos y metas respecto a ellos,  ¿son realistas y acordes con sus capacidades, tiempo, descanso, fuerzas…?

Nuestro deseo más grande como padres y madres es dar la mejor educación a nuestros hijos e hijas y ayudarles a que sean lo más felices posible. Sin embargo todos tenemos un bagaje emocional que lastramos desde nuestra niñez, y ellos también tendrán el suyo (¡es inevitable!). Sin embargo, el ser conscientes de nuestras carencias –no niego que esto puede resultar un tanto duro- , será el mejor modo de prevenirnos en cuanto a las presiones que nuestro inconsciente puede ejercer sobre nosotros y que éstas pueden afectar indirectamente a nuestros pequeños.


Jonathan Secanella

lunes, 22 de septiembre de 2014

12 maneras de ser la madre más mala del mundo

Cuando tus hijos te dicen que eres “mala”, debes de tomarlo como un cumplido. No cedas a los caprichos de tus hijos, pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.


Una vez, después de ir de compras, salí de la tienda sin ceder a la rabieta de mi hija por una galleta. Una mujer me detuvo en el estacionamiento y me dijo que era la mejor madre en el centro comercial. Mi hija definitivamente no pensaba lo mismo. Cuando tus hijos te dicen “mala” tómalo como un cumplido.
  • La nueva generación ha sido considerada la de los niños más perezosos, más groseros, menos limitados y sin restricciones en la historia. Las cosas que se dicen sobre los niños malcriados y consentidos asustan a la mejor de las madres. La verdad es que: la culpa no es solo de los niños, sino también de los padres. Lo más fácil en la vida es acceder a todos los pedidos de nuestros hijos. Después de todo, ¿acaso no todas queremos ser la mamá “buena onda”? No cedas a los caprichos, tus hijos pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde.

    Aquí hay 12 maneras para que te asegures de ser la madre más mala del mundo:

    • 1. Asegúrate de que tus hijos se acuesten a dormir a una hora razonable

      ¿Sinceramente habrá alguien que no haya oído hablar de la importancia de una buena noche de sueño para la salud de un niño? Sé una madre responsable y manda a tu hijo a la cama a su hora. Nadie dijo que el niño deba desear irse a dormir. Puede resistirse al principio, pero con constancia, va a saber que estás hablando en serio. Después de darle un beso de buenas noches, saborea la paz que trae el silencio o disfruta de tiempo de calidad con tu pareja.

    • 2. No les sirvas postre a tus hijos todos los días

      Las golosinas deben guardarse para ocasiones que lo ameriten. Esto es lo que las hace especiales. Si solo cedes a las demandas de tu hijo y le das caramelos todo el tiempo, no va a poder apreciar el gesto cuando alguien le ofrezca un regalo dulce de recompensa. Además, piensa en todas las facturas del dentista y del médico que pueden resultar por el exceso de esta indulgencia.

    • 3. Hazles pagar por sus propias cosas

      . Si quieres algo, tienes que pagarlo. Esa es la forma en que funciona la vida de los adultos. Para asegurarte de que tus hijos no vivan contigo para siempre, es necesario enseñarles hoy que los aparatos electrónicos, videojuegos, salidas al cine, uniformes y equipos deportivos de los que tanto gozan SI tienen un precio. Si tienen que pagar por todo o por parte de ese costo, van a apreciarlos todavía más. También puedes evitar pagar por algo que tu hijo realmente no deseaba. Si él no está dispuesto a pagar la mitad que le corresponde es muy probable que no lo quiera tanto.

    • 4. No les facilites la vida

      Algunos niños tienen un despertar muy difícil cuando consiguen un trabajo y se dan cuenta de que las reglas en realidad sí se aplican a ellos. Tienen que llegar a tiempo y hacer lo que el jefe les pide. Y, (¡oh no!) habrá muchos aspectos del trabajo que ni siquiera les gustan. Si no te agrada el profesor de tu hijo, su compañero de laboratorio, la posición asignada en el campo de fútbol o la ubicación de la parada de autobús, evita la tentación de hacer un escándalo o de mover palancas con tus contactos hasta arreglar la situación a su preferencia. Haciendo esto le estarás robando a tu hijo la oportunidad de aprender o sacar algo bueno de una situación difícil. Enfrentar circunstancias no ideales es algo que tendrán que hacer la mayor parte de su vida adulta. Si los niños no aprenden a manejar y sobrellevar la situación, estarán encaminados al fracaso.

      • 5. Hazlos hacer cosas difíciles

        . No asumas control automáticamente cuando las cosas se ponen difíciles. Nada les da a tus hijos un mayor impulso de auto-confianza que tomar las riendas de la situación y superar algo difícil para ellos.

      • 6. Dales un reloj y un despertador

        A tu hija le irá mucho mejor si aprende la responsabilidad de administrar su propio tiempo. No siempre vas a estar ahí para recordarle que apague el televisor y que debe prepararse para salir y llegar a su compromiso a tiempo.

      • 7. No te preocupes por comprarles el último modelo

        Enséñales a tus hijos a sentir gratitud y satisfacción con las cosas que tienen. Si siempre se preocupan por obtener el celular más caro y más nuevo estando al pendiente de quién ya lo tiene, vivirán encadenados a la deuda y a la infelicidad.

      • 8. Déjalos saborear las pérdidas

        Si tu niño rompe un juguete, no lo reemplaces. Él aprenderá una valiosa lección sobre el cuidado de sus cosas. Si tu hijo se olvida de entregar la tarea a tiempo, deja que se saque la mala nota que le corresponde o que se arregle con su maestro con una tarea adicional para compensar el crédito perdido. Estás enseñando a tus hijos el concepto de la responsabilidad – acaso no quieres criar hijos responsables? Seguro que ellos te recuerdan de las cosas que se te olvidan a ti.

      • 9. Toma control de la tecnología que usan

        . Si todos los demás padres dejan a sus hijos saltar de un puente, ¿tú también lo permitirías? No dejes que tus hijos vean un programa de televisión o jueguen a videojuegos que no son apropiados para su edad sólo porque todos sus amigos lo han hacen. Si adoptas una postura firme en la educación de tus hijos, otros tal vez seguirán tu ejemplo. Sé una influencia positiva en sus compañeros.

      • 10. Enséñales a que se disculpen

        Si tu hija hace algo mal, enséñale a aceptar y confesar el error y a enfrentar las consecuencias. No escondas la grosería, la falta de honradez o el bullying bajo la alfombra. Si te equivocas, da el ejemplo y come un bocado de tu merecida torta de humildad.

        • 11. Cuida sus modales

          Incluso los niños pequeños pueden aprender los conceptos básicos de cómo tratar a otro ser humano con respeto y dignidad. Al hacer de la cortesía un hábito, les estarás haciendo un favor enorme. Los buenos modales pueden llevarte bastante lejos en la vida. Bien dice el dicho: "Se atrapan más moscas con miel que con vinagre."

        • 12. Hazlos que trabajen — de forma gratuita

          Ya sea ayudando a la abuela en el jardín o como tutor voluntario para los niños más pequeños, asegúrate de que el prestar servicio sea una parte importante de la vida de tus hijos. Esto les enseña a mirar más allá de sí mismos y a darse cuenta de que otras personas tienen necesidades y problemas, y estos son — a veces más graves que los suyos.

          Y aún con todo el tiempo que pasarás siendo “la mala”, no olvides elogiar, alentar y recompensar a tus hijos por su buen comportamiento. Y también asegúrate siempre de que ellos sepan que los amas. Con un poco de guía y constancia de sus padres, tus niños pueden cambiar la historia y hacer de su generación una que se conozca por su buena voluntad y como una esperanza para el mundo.

          Artículo traducido y adaptado al español por Miriam Aguirre del original en inglés12 ways to be the meanest mom in the world de la autora Megan Wallgren


sábado, 6 de septiembre de 2014

20 herramientas alternativas al castigo.

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Cuando un límite es transgredido, evita el castigo. No se aprende nada cuando los niños son lastimados o humillados. Deja atrás la idea de que para hacer que los niños aprendan de sus actos, primero deberás hacer que paguen por ellos. Las herramientas que te presento a continuación son ideas alternativas que tú como papá, mamá, o cuidador, podrás tomar para educar a tu hijo(a) o a un niño(a).
Ten presente que cada individuo y familia son únicos, es por eso que deberás escoger aquellas herramientas que sean funcionales de acuerdo a ello.

1. Haz preguntas: ¿Qué pasó?; ¿Y ahora, cómo lo resolverás?; ¿Qué crees que ocasionó que pasara?; ¿Qué aprendiste de esto? Es probable que las primeras veces que implementes esta herramienta, tus hijos contesten “no sé” porque están desconcertados sobre la nueva forma en que actúas cuando ellos sobrepasan un límite, entonces, si te contesta “no sé” tú simplemente dile: “eres bueno(a) resolviendo problemas, ¿porqué no lo piensas un momento y luego retomamos para que me cuentes tus conclusiones?”.

2. Evita las luchas de poder. Cuando tu hijo esté en negación y no te haga caso, evita entrar en lucha de poderes para tratar de obligarlo porque esto puede ser muy desgastante y un círculo visicioso. En muchas ocasiones es muy efectivo decirle lo que tú harás en lugar de obstinarse en que él cumpla una orden en ese mismo instante, por ejemplo: “Lavaré solo la ropa que esté en el cesto”, ó “Si no juntas tus juguetes luego de jugar con ellos, como quedamos, lo recogeré yo y quedarán guardados por un día”.

3. Expresa cómo te sientes: “Estoy muy molesta(o) por lo que acabas de hacer y me gustaría contar con tu ayuda para solucionarlo”.

4. Confía en que tu hijo(a) sea quien es diciendo: “Estoy seguro(a) que puedes pensar en una solución útil, confío en ti”.

5. Motiva el respeto diciéndole a tu hijo(a): “Sé que puedes decir lo mismo de una manera respetuosa, no responderé a esos modos”.

6. Aplica tiempo fuera positivo diciendo: “Estoy muy enojada(o) con lo que acabas de hacer, pero como me importas, esperaremos a que podamos calmarnos ambos para ser respetuosos y continuar con esta conversación.

7. Actúe sin hablar: Simplemente tome la mano del niño(a) y muéstrele lo que debe hacer.

8. Utilice frases amables y firmes a la vez: “Es momento de subirnos al auto, jugaremos a lo que tú quieres más tarde”.

9. Cuando el niño está en pleno berrinche (fuera de casa), lo tomas de la mano (o en brazos) y le dices: “Es necesario irnos ahora, lo intentaremos otro día”.

10. Aplica la consecuencia lógica que se haya acordado en la junta familiar: Habla previamente con tus hijos y diles qué pasará si una regla no se cumple para que esté prevenido y sepa que sus elecciones tienen consecuencias.

11. Re-dirige la conducta: Los niño(a)s (y todas las individuos), están más dispuestos a reflexionar sobre sus actos cuando sus padres (u otras personas), les dan la posibilidad de intentarlo nuevamente en lugar de humillarlos por lo que hicieron. Así que si tu hijo hace algo que te disgusta, invítalo a hacer algo útil para la familia como una forma de recuperarse de su error.

12. Sé un ejemplo congruente: Si lo que estás tratando de pedirle a tu hijo(a) es que se calme y reconsidere sus acciones, no podrás hacerlo desde el enojo o la ira que sientes por lo que él/ella hizo. Deberás primero poder calmarte tú y pensar para saber que le dirás o cómo actuarás.

13. Aplica la fórmula: “privilegio = responsabilidad / falta de responsabilidad = pérdida de privilegio”. Tener cosas que nos alegran o facilitan la vida es un privilegio, la responsabilidad que acompaña a ese privilegio es cuidarlas.

14. Juntas Familiares: Cuando un límite sea transgredido una y otra vez, en lugar de caer en cantaletas del tipo “pero lo hemos hablado cien veces”, retoma el asunto para discutirlo en junta familiar y entre todos elaboren una alternativa más efectiva.

15. Considera los comportamientos desafiantes como oportunidades para adquirir habilidades de vida: Por ejemplo, después de un berrinche ya en la etapa de calma, invita a tu hijo a platicar sobre lo sucedido, enséñales cuáles son las formas correctas de hacer o pedir las cosas. Conforme vaya creciendo, irá incorporando estos aprendizajes.

16. Ayúdalo a identificar sus emociones: Expresar lo que pensamos y sentimos no es cosa fácil. Ni siquiera muchos adultos pueden hacerlo. Crea una cartulina con caritas (emoticons) con expresiones básicas como alegría, tristeza, enojo, miedo, asombro, etc. y enseña a tu hijo sobre esas emociones. Dile que cuando no pueda decirte como se siente, puede recurrir a la cartulina para señalártelo.

17. Usa cuentos y juegos para entrar en su mundo. El juego y los cuentos son primordiales en la infancia y un excelente camino para educar. Adquiere libros que fomenten valores, que hablen de hábitos y situaciones de la vida cotidiana que pudiera vivir tu hijo y léelos con él/ella. En algún momento que vivas una situación relatada en alguno de los cuentos, recurre a esa información como auxiliar en el problema.

18. Entrena y da seguimiento: Nadie nace sabiendo, por tanto, si queremos que nuestros hijos sean cooperadores y hagan las cosas que les pedimos, en necesario tomar el tiempo previo para entrenarlos y explicarles los procedimientos. Jugando también se puede enseñar, no olvides que el aprendizaje se adquiere mejor si está relacionado a una experiencia positiva.

19. Conecta con tu hijo(a): Nunca olvides que el arma más poderosa para evitar el mal comportamiento es darle a tu hijo(a) el mensaje de amor. Asegúrate de hacerle saber que es importante y valioso(a). Como dijo el Dr. Dreikurs: “Un niño mal portado es un niño desalentado” Alienta a tu hijo(a) con amor y conéctalo a tu familia.

20. Sigue la regla de oro de la crianza respetuosa: Ponte en el lugar del niño y trátalo cómo te gustaría ser tratado en la misma situación.


Carla Herrera

Educadora Certificada en Disciplina Positiva
Directora de Pequeño Gran Humano



jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Repartimos suficientes fichas de poker a nuestros hijos?

http://www.youtube.com/watch?v=_BuP5XuMZGA


25 formas de preguntar a tus hijos '¿cómo ha ido el día en el cole?'

Este año, Simon está en quinto de primaria y Grace en segundo, y todos los días me veo preguntándoles: "¿Cómo ha ido el día en el cole?".

Y todos los días me dan respuestas como "bien", pero a mí me sabe a poco.

¡QUIERO SABER MUCHO MÁS!

O, al menos, quiero que me respondan con una frase entera. Así que la otra noche me puse a hacer una lista de preguntas más concretas para hacérselas al volver de la escuela. No son perfectas, pero por lo menos consigo que me contesten con oraciones completas, y algunas han dado lugar a conversaciones muy interesantes, a respuestas cómicas y a visiones más profundas de lo que mis hijos piensan y sienten acerca de la escuela.

1. ¿Qué es lo mejor que te ha pasado hoy en el colegio? ¿Qué es lo peor que te ha pasado hoy en el colegio?.

2. Cuéntame algo que te haya hecho reír hoy. 3. Si pudieras elegir, ¿con quién te gustaría sentarte en clase? (¿Con quién NO te gustaría sentarte y por qué?).

4. ¿Cuál es el mejor lugar de la escuela?

5. Dime una palabra rara que hayas oído hoy (o algo raro que alguien haya dicho).

6. Si llamara hoy a tu maestra, ¿qué me diría de ti?

7. ¿Has ayudado a alguien hoy? ¿Cómo?

8. ¿Alguien te ha ayudado a ti? ¿Cómo?

9. Dime algo que hayas aprendido hoy.

10. ¿Qué es lo que te ha hecho más feliz hoy?

11. ¿Qué es lo que te ha parecido aburrido?

12. Si una nave de alienígenas llegara a tu clase y se llevara a alguien, ¿a quién querrías que fuera?

13. ¿Hay alguien con quien te gustaría jugar en el recreo y con el que nunca hayas jugado?

14. Cuéntame algo bueno que te haya ocurrido hoy.

15. ¿Cuál es la palabra que más ha repetido el maestro hoy?

16. ¿Qué crees que deberíais hacer más o aprender más en la escuela?

17. ¿Qué crees que deberíais hacer menos o aprender menos en la escuela?

18. ¿Con quién crees que podrías ser más simpático en clase?

19. ¿Dónde juegas más en el recreo?

20. ¿Quién es la persona más divertida de la clase? ¿Por qué es tan divertida?

21. ¿Cuál ha sido tu parte favorita de la comida?

22. Si mañana fueras tú el maestro, ¿qué harías?

23. ¿Hay alguien en tu clase que necesite tiempo muerto?

24. Si pudieras cambiarle el sitio a alguien de tu clase, ¿con quién lo harías? ¿Por qué?

25. Dime tres momentos diferentes en los que hayas utilizado el lápiz hoy.

*****

Hasta ahora, mis respuestas favoritas proceden de las preguntas 12, 15 y 21. Las preguntas como la de los extraterrestres dan a los niños la oportunidad de decir sin problema a quién no les gustaría tener en clase, y abren la puerta a la discusión, a la posibilidad de descubrir razones y problemas ocultos de los que antes no tenías ni idea.

Las respuestas que obtenemos a veces son realmente sorprendentes. Cuando les hice la pregunta 3, descubrí que uno de mis hijos ya no quería sentarse al lado de su mejor amigo en clase, no por un deseo de crueldad o discriminación, sino por la esperanza de poder trabajar con otros niños.

martes, 2 de septiembre de 2014

Claves para fomentar el placer de la lectura en los niños

Es un regalo. El transmitir a los más pequeños el valor de la lectura, es un tributo a su vida y a la cultura universal. Un desafío a la imaginación, un mundo de posibilidades donde poder desarrollar sus áreas afectivas e intelectuales. Y aún más, iniciarse en la lectura desde la infancia, conseguirá que los niños aumenten sus aptitudes lingüísticas e intelectuales.


Pueden reír, soñar, jugar con la realidad, incentivar su curiosidad y además, compartir más cosas con las personas que le rodean. Un libro es una llave a otro mundo mediante la cual, descubrir nuevos países, personalidades, viajar a través del tiempo y el espacio y, desde luego, querer más. Porque tal vez, terminar con Lewis Caroll les invita a descubrir a Julio Verne. Tras Verne llegará posiblemente Robert Louis Stevenson, y quién sabe si a continuación descubran el universo de Conan Doyle. Los clásicos siempre son un buen pilar con el cual empezar.

Pero no siempre es fácil, lo sabemos. Los niños de ahora se rigen por la comodidad y la rapidez. Las nuevas tecnologías les dan acceso a un mundo más amplio y visual con el que todo, absolutamente todo, parece más fácil. Se esfuerzan menos. No hay rincón para la imaginación porque todo queda ya demasiado explícito. ¿Dónde queda ahora el misterio, dónde la sutileza y el descubrimiento? Los mandos de la Xbox o esa consola les guía ya por un increíble mundo creado por las grandes industrias de los videojuegos que, poco a poco, se llevan por delante el universo de los libros.

Como padres, madres, abuelos, abuelas y educadores, no debemos permitirlo. Hay que repartir el tiempo dando espacio a las lecturas. Pero ¿cómo conseguir que se interesen por ellas?

ESTRATEGIAS PARA INFUNDIR LA PASIÓN POR LOS LIBROS


1. Sé un ejemplo

No podemos convencer a nadie de algo si primero, no ofrecemos ejemplo. De nada vale obligar a un niño a leer si nos ve a nosotros frente al portátil o la televisión. Imponer jamás resulta adecuado. Si desde muy pequeños nos ven acompañados por un libro es más probable que se sientan interesados, que te pregunten… que te imiten.


2. Exposición temprana

Aunque no lo creas, los niños entienden mucho más de lo que crees. Antes de empezar a hablar entienden ya infinidad de palabras. Antes de empezar a leer, pueden adquirir muchos otros conocimientos: el lenguaje poético, los juegos de palabras y las rimas, el escuchar historias orales…. En esencia, necesitan ser estimulados. Sentarnos con ellos junto a un libro de cuentos y empezar a leerles será ya un claro incentivo para ellos. Escuchar tu voz, tu entonación, la trama de la historia… son pequeños escalones hasta que su cerebro esté lo bastante maduro como para asentar el proceso lecto-escritor.  

Todo esto se sucede antes de los tres años, momento en que les interesa más la sonoridad que el contenido, pero es muy útil para que vayan interiorizando todo ese lenguaje. El leerles incluso antes de que empiecen a caminar, es increíblemente beneficioso.


3. Organización

Hay que establecer un horario. Los niños necesitan pautas y reglas. Saber cuándo deben hacer determinadas cosas: deberes, meriendas, cenas, momento de ducha, lectura antes de ir a dormir, los videojuegos solo para el fin de semana…. Solo es un ejemplo, pero con ello queremos decirte que las pautas son esenciales para que vayan aprendiendo a gestionar su tiempo, y también a sentirse seguros sabiendo qué esperamos de ellos en cada momento. Y recuerda, la constancia es esencial. Cuando estén relajados, siempre debe “caer” ese capítulo del libro de ayer.


4. Ofrécele libertad de lectura

No le impongas títulos. Atiende cuáles son sus gustos y ofrécele sugerencias. Tampoco te preocupes si se inicia por ejemplo en el mundo de los cómics, son un buen escalón y un gran universo que poder combinar con libros de temática parecida: fantasía, aventuras, ciencia-ficción…

Actúa como guía, pero no le impongas tus gustos, y ten en cuenta también su momento evolutivo. Los niños crecen rápido y, cuando te des cuenta, tendrán nuevas necesidades. Y siempre existe un libro idóneo para cada edad, y para cada momento personal. Sugiere, enseña, comenta… Ten en cuenta también que puedes estimular su placer por leer a través de más medios. Explícale que esa película de vampiros que ha visto en el cine, y que tanto le ha gustado, está basada en un libro, por ejemplo. Qué esa película de Walt Disney, es un buen cuento que poder leer por las noches…


5. Atiende sus preguntas y todas sus palabras

Escucha lo que los más pequeños tengan que decirte. Siempre. En ocasiones apenas tenemos demasiado tiempo por las tardes, cuando ellos vuelven del colegio. Pero ten en cuenta algo, si no respondes sus preguntas, sus ideas o comentarios ahora que son pequeños, llegará un día en que dejen de buscar tu atención o de consultar contigo. Así que no lo dudes, obtén siempre tiempo para ellos. 

Para comentar ese capítulo del libro, para escuchar sus ideas, para sugerirle más cosas y afilar así su imaginación. Eres su mayor estímulo.